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Lugar : Otari De que vive: Pueblo de leñadores, envios de madera a Absalom Absalom: Capital Volarion Taberna Pez de roca ruidoso Brenda Beckerbale → Dueña desde que su hijo misterosamente, SIN RESOLVER
2.1 El pez de roca ruidoso
Una vez llegado a Otari ya era entrada la noche, así que tenia que buscar un sitio donde alojarme y posiblemente comer, dado que la travesía en barco no incluyó ningún lujo alimenticio, pero tampoco me iba a quejar dado el precio de la travesía.
Después de un rato me tope con una taberna con un nombre bastante peculiar: El pez de roca ruidoso, pero mas aun lo era su insignia que consistía en un pez roca con las aletas levantadas en pose de boxeo. No pude evitar esbozar una sonrisa por lo que decidí adentrarme.
- Entrar en taberna
- Describir taberna (caja de chatarra!)
- Describir quien esta en la taberna
- Hablar con la dueña
- Empezar a cenar
Mientras todos cenábamos tranquilamente se escucho un ruido fuerte proveniente de la entrada. Naturalmente todos los quedamos mirando y entraron tres tipos con muy malos modales, riéndose, o mas bien riéndose de nosotros, debido a las mirabas que nos lanzaba el mas alto de los tres que parecía el líder.
--Hoy no es vuestro día de suerte, --dijo-- pues vais a perder todo lo que tenéis y se lo vais a entregar a estos amigos míos.
La mujer a mi lado parecía muy alterada y cuando intento balbucear algo uno de los amigos se acerco y la golpeó.
--¡¿Tienes algo que decir, zorra?! --le gritó, mientras la golpeaba de nuevo.
A partir de aquí todo paso muy rápido.
Escuché un taburete arrastrar por el suelo, el clérigo se levantó rápidamente realizando unos gestos con las manos y un proyectil salió disparado de sus manos directo al líder, aunque lamentablemente fallo. En la confusión y mientras el bandido aún analizaba que acababa de pasar el clérigo atacó de nuevo, acertando esta vez mientras el bandido maldecía entre gritos.
--¡Se puede saber que haces! --gritó-- ¡No sabes a quien te enfrentas, cabronazo!
Mientras gritaba un flechazo pasó rozando al clérigo, uno de los bandidos había empezado un contraataque, y al ver que el arco no era el mejor arma se abalanzó sobre el clérigo subiéndose a la mesa y tirando su cena por todas partes, lanzándole un tajo con su daga con la mala suerte que al intentar esquivarlo tropezó con su taburete y le consiguió acertar en el brazo.
El clérigo, con cara de pocos amigos por el tajo que le acababan de dar, agarro el martillo y el escudo que tenia a su lado, empujo al bandido a un lado que cayo al suelo desde la mesa, se dirigió directo hacia el líder y hundió el martillo en su costado. --¡¿Pero que hace?! ¿Tan loco esta que pretende enfrentarse a ellos el solo? --pensé mientras apretaba mis cubiertos con fuerza.
Girando un poco la cabeza vi que el bandido que había empezado a agredir a la mujer a mi lado la tenia agarrada del pelo empujando su cara contra la mesa. En ese momento no recuerdo que me paso exactamente por la cabeza pero solté los cubiertos de golpe y lancé un hechizo de fuego contra el bandido.
--¡Suéltala! --grité enfurecido
Mi hechizo le golpeo de lleno, por suerte sin siquiera a la mujer que por fin se zafó de su captor, principalmente porque la soltó para venir corriendo hacia mi e intentar apuñalarme con su daga, la cual por suerte conseguí evitar en dos ocasiones, mientras conseguí empujarle para apartarle de mi y evitar mas ataques vi un movimiento rápido por el rabillo del ojo: la pícara también había decidido unirse, aunque no supe a que bando hasta que intentó atacar al bandido que el clérigo había empujado de la mesa. Desgraciadamente falló y el bandido ya percatado de su presencia fue a contraatacar.
En ese momento una ráfaga de proyectiles morados pasaron junto a mi lado golpeando alrededor del bandido. Mire detrás de mi y la bruja de la barra tenia su brazo levantado, con aire desafiante. No tengo claro si quería acertarle o solo advertirle, pero parece que funcionó pues quedo distraído, aunque no miraba a la bruja si no a la caja del fondo de la sala.
No me había percatado hasta ahora pero ahí había algo, pues el ruido metálico de los objetos chocando los unos contra los otros así nos lo hacia saber.
--Cesen las hostilidades --dijo algo desde el cajón, al mismo tiempo que algo saltó de dentro y se posó justo delante, dejando caer chatarra a su alrededor.
No sabría por donde empezar a definirlo pues nunca había visto nada igual. Se trataba de una especie de... ¿huevo metálico? ¿con brazos? ¡¿y eso que portaba era un arma?!
Cuando aún estaba intentando comprender el hombre metálico levantó un brazo y se escuchó un único disparo.
El disparo alcanzó al bandido distraído directamente en la frente, que cayó inerte al suelo. Mientras tanto, este peculiar aliado recargó su arma mientras miraba amenazante a los otros dos bandidos.
--Repito, cesen las hostilidades. --dijo de nuevo, amenazante.
El bandido que estaba a mi lado se movió y mientras me cubría esperando un ataque vi que daba un paso atrás, amedrentado por la amenaza, y se escuchó un segundo disparo que le impactó en el hombro, dejando un rastro de sangre en el suelo.
El líder se recuperó de su estupor pero viéndose rodeado se abalanzó sobre el clérigo para intentar asestar un golpe, pero este se defendió con facilidad esquivando todos sus ataques, mientras lo apartaba de su rango amenazándolo con su martillo de nuevo y se lanzaba un hechizo que cerró la herida que tenia en su brazo bajo un halo de luz amarilla.
En ese momento el bandido intentó atacarme de nuevo pero Ursa llego antes, mordiéndole en la pierna y tirándole contra el suelo. Aun con todo, agarró su cuchillo de nuevo peligrosamente cerca de la mujer a mi lado que seguía agazapada debajo de la mesa donde estaba sentada momentos antes. Decidí no correr riesgos, levante mi brazo y lancé mi un hechizo de fuego directamente a su pecho, que impact
-- ¡Os acordareis del nombre de Zagi! --gritó de repente, mientras tiraba algo al suelo y una enorme humareda apareció de la nada.
Después de unos momentos entre toses recuperamos la visibilidad, pero todos nos miramos confundidos así que asumí que había conseguido escapar. La mirada de decepción en los ojos del clérigo era evidente, pero mirando a mi alrededor creo que ya había demasiada sangre y el desenlace con el líder no creo que hubiese terminado de mejor manera.
Tamily
Dueña nos cuenta que hay una bestia por el sotano
Se alimenta de la comida que hay
Gente del pueblo tiene miedo de que cuando se acabe la comida empiece a atacar a la gente
Nos pide ayuda
1.2 Pescadería de Otari
Al día siguiente, bajamos a una lonja donde hay barriles llenos de pescado y esta todo en bastante mal estado